Segundo Paso: Reconocimiento de la pérdida de valor personal
Un artículo de Sergi Ferré sobre el segundo paso en el programa de recuperación de codependencia o dependencia emocional, adicciones, o otros trastornos de la afectividad, en GAEDE.
Aceptar el paso anterior "admitíamos que eramos impotentes...", no solo intelectualmente, sino sobretodo emocionalmente, nos lleva al convencimiento de que, si yo no puedo, algo (que no sea yo), deberá poder (hacer lo que yo no puedo). Entonces, ¿qué?
Es importante que sea un qué y que no sea un quién, aunque a veces nos encontramos con un qué que se presenta como un quién. Nuestra adicción a las personas, o a desarrollar un determinado rol delante de las mismas, nos lleva a esperar demasiado tanto de estas, como de nosotras mismas frente a estas. Por eso un fundamento seguro será el que no se apoye en un quién, sino en un que, en su sentido más abstracto, o sea no un qué concreto, sino un qué intangible, y por lo tanto, indemostrable. Si el qué es dinero o una titulación, no nos sirve, todavía está en el plano de control de nuestro ego.
El segundo paso no es un acto de fe, es un acto de humildad y de entrega. No te pide que "creas", sino que te convenzas, no de que existe un poder superior, sino de que si tu "poder personal" (ego) no te ayuda, debe haber otro poder (no personal), que pueda hacer por ti lo que tú ahora no puedes. Esto se hace evidente cuando aceptamos que hay un equilibrio de las cosas mayor que el nuestro.
Nuevamente, no se trata de que creas, sino de seguir un método lógico, lo más objetivo posible, que nos lleve a percibir la realidad más allá de nuestra colocación (cuento-personalidad) en la vida. Se trata de llegar a un convencimiento tal que cualquier sujeto que piense va a llegar a la misma conclusión. Por lo tanto, no estamos hablando de una interpretación, o de cómo deberían ser las cosas, ni mucho menos de cómo me gustaría a mí que fueran las cosas. Estamos hablando de las cosas como son, y solo un sujeto que realmente esté disponible para la verdad, que no tiene nada que ver con tu verdad particular ni con la verdad personal de nadie, puede ver lo que hay más allá de su propia narrativa.
Ese sujeto conocedor en nosotras es el Poder Superior al que se refiere el segundo paso ¿Te suena abstracto? Quizás sea porque es algo que no se puede imaginar ni apresar en un concepto determinado. Precisamente por eso, tienes total libertad, en este punto del camino, de imaginártelo como te venga mejor (Dios, Buda, Amor Incondicional, Mente Cósmica, etc.), porque da igual, ya que no es una imagen ni el resultado de una creencia, pero sí "un poder superior" a ti misma. Esto último, si lo piensas detenidamente, y no solo lo lees ahora y te dedicas a juzgar, te darás cuenta de que es sencillamente la consecuencia lógica del reconocimiento de tu impotencia.
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