Primer paso: Rendición del ego. Aceptar la impotencia.
Un artículo de Sergi Ferré sobre el desarrollo lógico del primer paso en el programa de recuperación de doce para dependencia emocional, adicciones afectivas y otras, en GAEDE.
El primer paso nos lleva directamente al último. De alguna manera, lo que esperamos encontrar al final ha de estar ya enteramente al principio ¿Cómo si no vamos a descubrir algo que por definición ya está en nosotras? Me refiero a la aceptación incondicional de la vida por sí misma, con todas sus contradicciones, con toda su extrañeza, con toda su aspereza. Para que esto sea así debo renunciar enteramente a "lo que debería ser", para abrazar con toda humildad a "lo que es".
La formulación es: "Admitíamos que éramos impotentes ante los demás y que nuestras vidas se habían vuelto ingobernables". En la primera parte de esta formula, se señala que la impotencia no se refiere precisamente a vivir. Pues ¡vivir, vivimos! Posiblemente sea lo único que se haga: Sobrevivir. Sobrevivir por encima de todo. Y no me refiero a cuidar del cuerpo, sino a sobrevivir a una idea de la vida, a la que entregamos la vida misma, y que asumimos sin cuestionar. El problema es que no sé porqué sobrevivo, solo sé que tengo que "aguantar", pero no hay un sentido disponible que vuelva "lógica" esta vida por sí misma.
Trabajo de grupo sobre codependencia |
Aquí nos encontramos con un problema del alma, y no me refiero al alma religiosa, ni metafísica, ni a algo que me haga sentir más o menos especial. Me refiero al alma psicológica, como un proceso, como la lógica, solo accesible al pensamiento, en la que se basa el mundo en el que vivo, lo sepa yo o no. Lo que siento es real, aunque mi sentir no esté determinado por una causa física. La impotencia que experimento es real, y si la impotencia es real y no es física, esto significa que el alma puede ser causa y no sólo efecto.
El miedo a no sobrevivir nos lleva a buscar recrear esa imagen del "querer es poder", esa representación de "lo que debería ser". Lo que pasa es que ese deseo es más inconsciente de lo que imaginas. Escapa de tu control, y se presenta de manera en que no se pueda tocar, no se pueda cuestionar, en el sentido de esto es así y no puede ser de otra manera. Reconocer la impotencia en este caso, es la única cura contra la impotencia. Porque donde no hay ningún problema, tampoco hay ninguna solución.
Primera pregunta: ¿Por qué me atormenta tanto aceptar las cosas como son? ¿Por qué tanto miedo a dejarme enseñar por la realidad? (Puedes dejar tus respuestas de manera anónima en los comentarios)
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Porque sostener el dolor de no haber sido visto ni atendido parece que refuerce el motivo por el cuál no te vieron ni cuidaron. Porque aprendiste muy temprano que fingir estar bien por lo menos te hacía pasar "desapercibida" y dejabas de ser el foco de las proyecciones de tus padres en forma de "con esa cara nadie te va a querer" o "siempre tienes que estar con esa cara? Ni que te maltratáaemos". A partir de esa lucha entre poder sentir tu dolor y que ello sea todavía más contraoeoducente en el camino de búsqueda de cariño, creo que se crea una escisión, un conflicto. Como a la otra parte no la puedes cambiar todo tu ser aprende a desenvolvetse en términos como " Si hago esto no me sentiré mal", "si pongo esta c Aw ra, todos estarán contentos" etc.... Aceptar la realidad supone aceptar el miedo y la ira de que no sentirte querido, y a su vez, aceptar este miedo y esta ira valida el hecho de que no te quieran... Moverse entre esas tensiones complica ver las cosas como son pq en ninguna te sientes segura y oscilas continuamente.
ResponderEliminarPor lo que entiendo de tu texto, "sentir tu dolor" era "contraproducente" en la experiencia de que "a la otra parte no la puedes cambiar".
EliminarDel mismo modo, una cosa es "el miedo y la ira de no sentirte querido", y otra cosa es que esto siga condicionado a que "a la otra parte no la puedes cambiar", sometiéndote entonces a "esas tensiones" sobre si lo aceptas o no lo aceptas, como si aún dependiera de ti darle la vuelta a la tortilla.
En mi caso, aceptar las cosas como son, me llevan a un destino o futuro que vislumbro y que no me gusta. Me imagino un futuro de dolor, por ejemplo con la relación que he terminado. En función de lo que me hace sentir, no me hace albergar esperanzas de cambio. La realidad me repite el mismo ciclo, de tener esperanza y que cualquier evento me muestre nuestra incompatibilidad y frustración en forma de peleas terribles. Aún así, parece que después vuelvo a una fantasía romántica que nos hace estar juntos de nuevo. La realidad y la fantasía parecen mundos paralelos que no se tocan. Parece que mi realidad no me gusta y necesito huir hacia ese mundo de fantasía.
ResponderEliminarHola, gracias por tu comentario.
EliminarObviamente, realidad y fantasía SON autoexcluyentes. El hecho de "huir hacia ese mundo de fantasía" es la realidad de lo que ocurre, es lo que se manifiesta en la conducta ¿Qué vas a hacer con esto?
Esta negación sistemática de la propia vida (codependencia) es una patología psicológica que debe encararse con aquello que le puede hacer frente, que es una adecuada terapia psicológica.
En esta web encontrarás información al respecto. Puedes escribir también a gaede@gaede.cat para solicitar orientación.
Gracias