Reapropiarse de la vulnerabilidad. Una revolución ética de los afectos.
Un artículo de Sílvia Valle para GAEDE, ilustrado por Huck.
Hace ya más de un año Marta Delatte publicó para Vice un
artículo sobre la ópera prima de Carlos Marqués Marcet: 10.000km,
artículo al que decidió titular: Todas las relaciones a distancia son un
ménage á trois. No podemos negar que toda relación afectiva se ve
atravesada por la interactividad y que esas interacciones afectivas se
ven, a fecha de hoy, imperativamente atravesadas por la virtualidad.
La virtualidad nos permite mucho, nos aumenta el potencial
de ser sujetos y a la vez nos transforma en seres valorables a nivel
económico más allá de nuestra productividad laboral. Hoy en día se
valora nuestra riqueza por ser poseedoras, no sólo de materiales
tangibles, si no de una vida que requiere socialización, es decir
requiere afectos. Vamos, que nuestras relaciones, y nuestros afectos
en general, se han transformado en un potencial para obtener dinero.
Estamos metidas hasta arriba en redes sociales o webs de contactos,
existen incluso proyectos artísticos que plantean cosas tan
inverosímiles como fomentar la amistad entre personas que tienen en
común únicamente antipatías (My Frienemies, Angie Waller, 2007)
Estamos en la era del capitalismo afectivo, de las
relaciones fugaces, del amor líquido, de los engaños y de las monogamias
encadenadas. En la era de las personas dependientes vs las existencias
solitarias, de las vidas miserables y del eterno vacío.
Se nos planea la ruptura del amor romántico como arquetipo
relacional estándar y nos llegamos a creer que con romper los diez mitos
es bastante, que solas nos valemos y que todo el trabajo está hecho. Y
sin apenas darnos cuenta nos condenamos a una existencia vacía y a la
siembra de cadáveres constante. Relaciones fracasadas, mucho dolor,
excesivo sufrimiento y años de terapia. Y todo por no ser capaces de
sentarnos en una mesa y gritar a viva voz que nos da un miedo atroz amar
y sufrir. Nos convertimos en témpanos de hielo a cambio de evitar el
sufrimiento. Evitamos sentir fuerte, vaya ser que la ostia sea tan
grande como para no recomponerse.
Parece que nos presentan dos únicas opciones: o sucumbimos
al amor romántico o lo superamos cayendo en el más frívolo poliamor. Por
favor, la manera de romper con el amor romántico no puede ser un
poliamor casposo normativo y heterocentrado que excluya de manera
sistemática a ciertos colectivos y que reproduzca patrones cargados de
machismo. No vamos a romper el amor romántico para vivir la misma basura
por duplicado.
Y es que en ambos sistemas , de una manera u otra, siempre
hay una persona que ostenta el poder y otra que lo padece. La que se
entrega siempre sufre, la elegida siempre hiere. Y es que da igual
olvidarse de los cuidados porque creemos que nuestra pareja nos
pertenece que olvidarse de los cuidados porque nada ni nadie puede
permitirse el lujo de “atarnos”. Da igual cambiarle el nombre si vamos a
seguir construyendo en vertical, vamos a seguir hiriéndos porque
construiremos desde el mismo lugar: el miedo a mostrarnos vulnerables y
el pánico a sufrir.
Señoras, si amamos van a herirnos. Pero aunque el dolor sea
inevitable el sufrimiento siempre es opcional y creo que es evidente
que nos sentiríamos mucho mejor si construyéramos desde otros
lugares, donde abundase el cuidado y las relaciones se plantearan desde
la horizontalidad.
Hay miles de referencias para repensar el amor: libros como
Ethical Slut (Easton y Hardy) o Opening Up (Tristan Taormino) plantean
maneras distintas de concebir el amor, los talleres de Occupy Love
(Brigitte Vasallo) son un gran referente para reflexionar sobre los
afectos y no morir en el intento y en proyectos como Golfxs con
principios podemos encontrar incluso servicio de coaching para personas
con identidades de género o sexualidades diversas.
Mostrarnos vulnerables es un modo imbatible de revolucionar
los afectos, de enfrentarnos a una sociedad que nos quiere sumisas y
obedientes gritándole a la cara que no nos da miedo lo que pueda
pasarnos.
Silvia Valle
Pedagoga y Activista.
Ilustraciones: Huck
huckisup.wordpress.com
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